Asturias quiere seguir los pasos de Monfragüe: la berrea como motor de naturaleza y turismo
La berrea llega a la montaña asturiana
El mes de septiembre y los primeros días de octubre traen uno de los espectáculos más salvajes de la naturaleza: la berrea del ciervo.
Los machos marcan el bosque con sus bramidos, buscando hembras y defendiendo su territorio. Un sonido profundo y ancestral que cada vez atrae a más visitantes en Asturias.
En lugares como Nava y Somiedo, las visitas organizadas en pequeños grupos están ganando adeptos. No solo permiten vivir de cerca el cortejo del ciervo,
también generan movimiento económico en la zona. Sin embargo, como reconocen los propios empresarios locales, aún “queda mucho por hacer para promocionar esta actividad”.
¿Por qué mirar a Monfragüe y Cazorla?
El Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) y la Sierra de Cazorla (Jaén) son ya referentes internacionales de la berrea. Allí, la promoción turística y la abundancia de ciervos han consolidado la actividad como reclamo natural.
Asturias, con sus cerca de 8.000 ciervos censados, tiene potencial. Quizás menor que otras regiones, pero suficiente para ofrecer experiencias auténticas y diferentes, en montes menos masificados y con un encanto especial: el de lo cercano y todavía poco conocido.
El reto del clima y el futuro de la berrea en Asturias
El cambio climático está condicionando la observación. Los guías locales explican que en jornadas de calor extremo los ciervos se esconden y son más difíciles de ver.
Aun así, con paciencia y algo de suerte, los visitantes encuentran momentos mágicos.
En la Sierra de Peñamayor, en el alto de Les Praeres, familias enteras y viajeros de todas partes se citan con la esperanza de escuchar un bramido.
Cuando el sonido rompe el silencio del monte, el grupo contiene la respiración: es el inicio de una experiencia que deja huella.
Más que naturaleza: cultura y comunidad
La berrea no solo engancha a turistas foráneos. Cada vez son más los propios asturianos que descubren rincones como Peñamayor, a menudo desconocidos incluso para quienes viven en la región. Esta mezcla de visitantes locales y extranjeros genera comunidad y contribuye a dar valor a los montes y a sus habitantes.
Como recuerda un guía: “Es un espectáculo breve, pero cuando lo vives, no se olvida”.
Asturias tiene el reto de consolidar la berrea como actividad de ecoturismo que une naturaleza, cultura y economía local. Con promoción, respeto por el entorno y colaboración entre ayuntamientos y empresas, la región puede convertirse en un referente al norte de la península.
Mientras tanto, cada bramido en la montaña asturiana nos recuerda que la naturaleza sigue marcando el pulso del otoño.
Fuente: La Nueva España